viernes, 28 de septiembre de 2007

UMBRAL DE TOLERANCIA por Prof. Dr. Julio Piñones Lizama

UMBRAL DE TOLERANCIA, DE JOSÉ MARÍA PINILLA "Accésit" Premio "Carta Puebla", de Poesía, Barcelona, 2006 Prof. Dr. Julio Piñones Lizama Académico de la Universidad de La Serena CHILE En la poesía de este libro, es posible percibir una especial clase de relativismo, remitiendo el uso de este último término a las acepciones que la contemporaneidad le consigna a la literatura de hoy. Se trata de modos expresivos abarcadores de lo humano y, dentro de esta categoría, de una sensibilidad subjetiva que manifiesta su acontecer por medio de situaciones bien configuradas en el plano de sus concreciones textuales.
El primer poema de la obra: Parece que era ayer, (Pinilla, 15), tiende el velo simbólico del título: "Umbral..." (Pinilla, 15).
Así, lo que se anuncia en la denominación del poemario, instala las huellas virtuales de una temporalidad desplegándose en un proceso de re-generación textual. La ambigüedad literaria genera bifurcaciones expresivas que llegan al lector en las alas de una palabra poética despojada de artificios. Los bemoles de los enunciados líricos contribuyen a producir efectos de sentido muy próximos al lector que asume su experiencia de lectura del texto. Los dísticos iniciales remiten a las siguientes autorreferencialidades con propuestas que dosifican la fantasía en la oposición y convulsiones del discurso lírico: "Fui padre de la nada, esposo de sirenas y amante atropellado entre dos causas disueltas."
No se expone nada categórico, porque la poesía es desplazamiento, indefinición, diversidad de orientaciones. En estos versos, cada postulación lingüística surca un sistema expresivo que trasunto lo íntimo, y, a la vez, las indecisiones de una andadura escritural que se constituye en proyección de miradas retrospectivas que sobrevuelan vivencias lejanas, actualizándolas, así:
"Las tardes seguidas de la infancia perfeccionan mi recuerdo en silueta, los juegos que no juego, los espacios y las nubes de madera, entre rezos continuos, como un río en flor, la densidad de la palabra, la locura del silencio." En el plano semántico del texto, los núcleos existenciales surgen de la fluidez de un pasado que es situado en el presente del emisor. Aquí, la propensión auto - destructiva del sujeto de la enunciación se transforma en acontecer simultáneo y permanente; en los términos del hablante, en "suicidio colectivo". En la penúltima estrofa del poema, cambia el contacto inmediato del discurso, dándose paso a puntos de vista panorámicos y reflexivos sobre la temporalidad. Tal momento prepara la instancia final del poema, la que reivindica la vocación vital del emisor textual. Este cierre cumple con arte la función conclusiva que la enunciación le consigna, en la voz del actante poético:
"Y aquí sigo dispuesto a comerme los días venideros."
Con estas letras, saludamos la aparición de este buen libro de poemas, sabiendo lo que implica escribir poesía, editarla, distribuirla: darla a conocer a lectores lejanos. Que esta búsqueda persista en la comunidad literaria, los encuentros sostienen la vida poética: esto significa que estamos menos solos en el universo.

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