jueves, 27 de septiembre de 2007

En tránsito de José María Pinilla, una visión de Pedro Recciutti

En tránsito de José María Pinilla, una visión de Pedro Recciutti
Lo dice Sergio Rabadá en el prólogo: "Las palabras derraman emociones, las hace mías, las frases desgranan imágenes que se dibujan en mis ojos y me permiten aceptar sus versos como propios..." Propios no sólo de Rabadá, sino de cada uno que leemos la poesía de José María Pinilla.
Te escribo amor, para leerte, me desnudo para vestirme de ti, te acurruco para que no duermas, cierra los ojos, que te estoy mirando.
Y en otro de los poemas de este libro dice:
Eres como vino de crianza, color de picota cereza de cepa alta, hueles a natas de frutos maduros y especias sobre fondo de madera y en mi boca eres carnosa, sedosa y trasmites redondez, persistes y yo te bebo entera.
En este romántico, a no dudar que es un romántico, recordamos a Gustavo Adolfo Bécquer cuando definía la poesía, en sus cartas literarias a una rnujer: "Todo el mundo siente. Sólo a algunos seres les es dado como un tesoro, la memoria viva de lo que han sentido. Yo creo que esos son los poetas."
Pinilla es un hombre que siente y todo aquello que siente lo va desgranando en palabras; "palabras que duelen, que abrazan..." ;sólo un poeta puede decir: "Perdón si cuando quiero viajar a tu cuerpo no proyecto ni el camino". En éste tránsito, sin proyectar el camino él ha viajado a todo, el cuerpo de la amada. Su lenguaje sensual por momentos se convierte en sexual ,sin traspasar el límite, ese imperceptible límite en que la palabra pierde su postura y se convierte acaso en pornográfica. Mas él ha aprendido, y nos lo dice, "a estrangular el lenguaie, a conjugar los verbos." Sabe que "escribir, es pisar el musgo del recuerdo. La caricia contra el muslo de la frase, fantasía sexual de su deseo".
El sabe de la fuerza de la palabra ,es la herramienta que conoce tan bien, que se atreve a esa aseveración casi mesiánica: "A veces las palabras embarazar más que el semen".
Nos dirá en "EL LENGUAJE DE LOS CUERPOS"
Acariciarte
es la forma que tengo
de expresar mi amor y mi deseo.
Acariciarte
es encender tu pasión,
peinar olas contra el acantilado, hablarle a tu cuerpo.
Que mis dedos —ese tren de largo recorrido— se deslicen
desde el punto de partida
hasta las venas del tiempo,
desde la cabeza hasta tus pies.
Soy una araña en tu cuerpo,
una víbora en tu boca, cuando
deslizo mis dedos por tu espalda,
tan suavemente...
que hasta el aire mata.
Esa porción de vino
que separa mis yemas
de la cara interior de tus muslos,
sin direcciones prohibidas,
la que duerme en tu vientre, la que habita tu vello púbico.
¿Sabes lo que amo de ti?
tu silencio cuando hablas.
Maneja con maestría el lenguaje de los cuerpos y el silencio que va mucho más allá del lenguaje, porque "el silencio tiene alas" y recorre el cuerpo de la amada: "tu lengua me recuerda el silencio de los pájaros que empapan la ma ana" - "Es mi mano entre tus manos, es mi tacto entre tu tacto, es tu cuerpo, metamorfosis del silencio". Hay además una dualidad que por momentos puede confundirnos y hacernos pensar que la amada es la poesía y volvemos a Bécquer: "poesía eres tú"; también en Pinilla hay algo de esto. Juega, consciente o inconscientemente, con las formas de cuerpo y poesía, volviéndolas todo una: A veces la mano se abandona sobre el pecho que duerme y nace de tus senos, ese punto y esa coma, sobre mi boca impotente, sobre mi sue o dormido, sobre tu vientre.
Aspiro a vestir mi verso de calle en un jardín sin escotes donde crezca la locura que me activa, mientras el vientre de mi encía se desangra pronunciando tu nombre.
Podemos decir, refiriéndonos, a José María Pinilla; hay una melancólica aspiración del alma, que se traduce al lenguaje de los hombres por medio de sus más suaves armonías del sentimiento, el único sentimiento eterno, el amor. El amor es el manantial perenne de toda poesía y en ese manantial José María Pinilla bebe su existencia. PEDRO RECCIUTTI, Montevideo (Uruguay)

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